Dime tu nombre aunque no lo entienda. Un cuento de amor primitivo. encuentro II
Sigue...
Mientras
que los labios poco a poco se iban humedeciendo, empezaron a
desencadenarse todas las emociones que sintieron antes, ahora podìan
tocarse y hablar en otro modo, hablar con el alma de sus hormonas, el
deseo se apoderò de Ellos. Completaronse en un abrazo, sintieron sus
cuerpos càlidos, humedos y armònicos, concluyendo el frenesì allì
sobre la hierba. Estubieron abrazados mientras duraba el canto del
cortejo del pàjaro del pico de fuego. En ese momento no necesitaron
palabras, no servìan para el amor, esas sirven siempre para el
despuès.
Tomando
la cesta y los otros implementos de labores, Ella se dirigiò al rio
y caminò largo la desembocadura, El la siguiò, Ella trato de
comunicarse nuevamente moviendo los labios que lentamente
pronunciaron la palabra: "Ajinac" El la repitiò, pensando que
era su nombre y le dijo el suyo:"Kimbazala" pero Ella no
imitò el sonido emitido de sus labios, caminaron juntos hacia la
playa, mientras comiàn un poco de nueces y algo de los frutos
recolectados, estubieron asì hasta cuando el sol se reflejò en sus
rostros y pudieron ver las olas del mar que rebotaban en las rocas ,
se veia la pequeña ensenada que albergaba alli a los similares de
Ella, esperan la llegada de los hombres que habiàn salido a pescar,
El repitiò la palabra escuchada de "Ajinac" añadiendo la
palabra " kamvila" y se dirigiò hacia el lado opuesto
mientras Ella lo miraba alejarse. Ella con la mirada en El recordò
el canto del pàjaro y caminò verso a su aldea, en el recorrido viò
a las Jaibas que caminaban en las rocas, subiò sobre ellas y
atrapò algunas, al llegar reposò los camarones restantes, los frutos
recogidos y las jaibas.
Luego
de saludar ayudò en las labores de preparaciòn de los peces,
eviscerandolos para su posterior salado, despuès los colocarían sobre los mesones de leña de higueron para luego taparlos con hojas.
Al
cambio de luna El, fuè al lugar donde sintiò que habia sido
atrapado por los desmanes del amor y Ella acudiò al canto del
cortejo del ave canora. Nuevamente estaban ahì, sin palabras
comprensibles para expresar sus sentimientos, sin explicaciòn
aparente del porquè llegaron con las ganas de ser parte del otro, se
miraron y sonriendo entre los dos recogieron camarones, pero en esta ocasión al finalizar fueron a la aldea de El, caminaron mientras durò la leve llovizna
del dìa y llegando se la presentò a los suyos con el nombre de
"Ajinac". La madre de "Kimbazala" notando el
arete de pluma de pàjaro que llevaba la recien llegada a la aldea
agregò la palabra "Kanvila-jà" a lo que El corroborò con la
palabra "kuaj".
Continuarà...
Continuarà...
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