Mi columna vertebral.
Para iniciar este nuevo artìculo recurrì a recuerdos, libros y busquedas en internet que me permitieran realizar la introducciòn del argumento que hoy quiero plantearles; lamentablemente no pude encontrar una frase en particular que me llevara a explicar lo que ronda por varios dìas en mi mente; y es, el uso de las palabras obscenas en el lenguaje oral o como suelen llamarse simplemente en modo coloquial: el decir vulgaridades. Pues bien, a ustedes me concedo el escribir sobre ello.
Muchas veces por falta de interès en la lectura que seguramente aumentarìa nuestro lèxico o por la pereza de no utilizar un diccionario que indudablemente nos llevarìa a entender ciertas palabras no comunmente empleadas en nuestro hablar cotidiano o por el simple temor a expresar nuestros màs ìntimos pensamientos, caemos en la exageraciòn del uso de dichas palabras que son muchas veces innapropiadas, en algunas ocaciones no son indecentes, simplemente podrìamos llamarlas indelicadas.
Hemos llegado como sociedad al punto de exagerar en su uso, de emplearlas como muletillas para afianzar en modo errado nuestro parecer y nuestras costumbres, que nada tiene que ver con ese sentimiento que estimulò su elocuciòn cultural, esa que sale de las entrañas, producto de una exarcebaciòn de ciertas circunstancias que en esta vida nos acontecen; que a mi entender provocan en modo lìcito y admisible el desbordamiento de ciertos sentimientos que salen de nuestras bocas de un modo totalmente natural... transformandose en palabras y que usualmente causan en los que no las dicen una cierta afrenta al oido.
Si solo se pudiera condensar en una frase un sentimiento liberatorio nos concediamos a lo mejor una palabra obscena o a lo mejor no, pero el uso inadecuado de dichas palabras es lo que hoy me incitado a no decir ninguna o almenos hasta este punto en el cual mis dedos digitan estas letras, pues a medida que mi mente piensa en todas esas palabras innecesarias para expresar sentimientos adversos o dejadez me vienen las ganas de incuirlas, porque como ser humano soy suceptible de padecerlos pero pienso y reacciono ante la emocional circunstancia que conlleva a decirlas y hago una reflexiòn para incitar al buen utilizo de las palabras obscenas, que no sean para aumentar la ignorancia que ya tenemos, ni tampoco para sentirse liberado dejando cautivo al otro, ni mucho menos para creerse aberrante o transgresivo y por ende, tener popularidad. Cuando las utilices quiero y te pido que sean para crear una conciencia colectiva de un sentimiento llegado al limete y que tengan en los demas un impacto reflexivo, cierto que las puedes decir, usalas con misura en el momento justo porque solo ellas ayudan a entender ciertas particularidades de un planteamiento cotidiano, no abuses de ellas porque tanta obscenidad empalaga.
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