Hasta que me muera. El inicio de una novela.
Al quinto dìa Genaro se puso en pie, preguntò a los experimentados marineros en muchos viajes como habìan logrado vencer ese mareo tan horrible y dicendoles en forma de lamento exteriorizò en una frase el momento como si hubiese vivido tanto: me ha dejado como si estubiera pasando el guayabo mas infernal de mi vida.
Ruben le dijo:
Te acostumbraras, los primeros dias el malestar de la nausea crea esa sensaciòn; -luego mirando a Jorge y a Carlos- terminò la frase diciendo: Aunque yo me sentì asì, un solo dìa.
Jorge, se riò debajo de los bigotes, Carlos lo hizo con màs ganas y dejando de sistemar las cuerdas del barco se le acercò para decirle:
Eso pasa Genaro, eso pasa despuès con el tiempo.
Genaro les respondiò: yo me levante para no hacer quedar mal al jefe! porque lo que soy yo, todavìa ando enguayabado del mar.
Despuès, finalmente Genaro la viò, y no pudo ocultar la emociòn, con voz nasal gritò con todas sus fuerzas: tieeeeeeerra a la Vista!
Jorge le replica: Nojoda, Cristobal Colòn llegando a la tierra prometida.
El de la tierra prometida fuè Moises dijo Genaro a lo cual Jorge le responde:
Los dos eran forasteros!
Fuè otro tripulante del cual no recuerdo el nombre el que gritò al ver tierra, dijo el capitan Lucio, menos mal que el enredo no es en las amarras.
Le pidieron a Juliàn que acompañara a su hermano mientras llamaban por radio la lancha que servirìa para realizar el desembarco en Aruba.
Inmediatamente a la llegada del bote Pasaron la mercacìa de una embarcaciòn a otra y el ùltimo saco de azùcar que cargaron se rompiò, dejando caer todo el contenido al agua, a lo que Juliàn dice:
Endulzamos el mar!
No basta un solo saco mi hermano respondiò Genaro.
Luego los jovenes se quedaron
disfrutando de las càlidas aguas de la isla.
Continuarà...
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